Aunque el té molido tiene su origen en la China de la dinastía Song, fueron los monjes Zen de Japón los que popularizaron este té.
Durante largas horas de meditación, bebían té Matcha para permanecer con la mente activa y el cuerpo relajado, ya que es rico en L-teanina, aminoácido que relaja y proporciona energía.
Es el té que se utiliza en el Cha No Yu, ceremonia japonesa del té.
Una taza de té Matcha contiene 10 veces más antioxidantes que una taza de té verde. Okinawa (Japón), es uno de los lugares del mundo donde la gente vive más años. Se ha atribuido, en parte, al consumo regular de té Matcha.
Las hojas son molidas con un molino de piedra para obtener un polvo muy fino y de color verde intenso. Se cultiva en sombra y se recolecta totalmente a mano.
El sabor de este té es una armoniosa combinación entre dulce y ligeramente amargo.
Entre sus múltiples beneficios, podemos destacar su aporte de energía, es depurativo, mejora la concentración y reduce el estrés, combate el envejecimiento gracias a su alta concentración de polifenoles. Su consumo habitual regula la tensión arterial y baja el colesterol y ayuda a perder peso.